Videntes y mancias
En el arte de la adivinación o videncia suelen utilizarse muchas técnicas para poder predecir el futuro. A lo largo de los tiempos se han utilizado animales, cartas extrañas y el propio cuerpo humano. En la antigüedad, muchos adivinaban con huesos. Hoy en día se usan las cartas del tarot como uno de los medios más famosos para adivinar el futuro y acercarse a la videncia. La adivinación es un esfuerzo del hombre para conocer los misterios del presente y predecir el futuro y ha sido práctica en el mundo desde el despertar de la historia.
Tipos de videncia
Los ritos de adivinación han cambiado con el paso del tiempo, siendo el más utilizado en la actualidad, el tarot, pero siempre buscando el mismo fin de conectar con canales divinos para esclarecer y conocer el futuro, conocimiento oculto, que pudiera ayudar a resolver los grandes problemas de la vida. Así como los reyes consultaban los oráculos para tomar decisiones militares, y los cazadores querían descubrir con la videncia la etapa más abundante de la caza, así se dice que la actualidad muchos presidentes incluso, recurren a videntes y tarotistas para tomar decisiones importantes. Las artes adivinatorias podrían responder a una intuición de que ni la casualidad ni el tiempo son exactamente como nosotros lo percibimos. Así, la adivinación puede funcionar. Se trata de un método sencillo para detectar el futuro que se encuentra perfectamente definido y que marca nuestro destino. La adivinación también funciona para conocer nuestro presente e incluso para conocernos a nosotros mismos y hacer conciencia de los consejos que las energías nos pueden brindar a manera de guía.
La adivinación es una actividad humana tan antigua y universal que prueba la vulnerabilidad del intelecto humano entre el deseo y el temor. Conozcamos un poco de la historia sobre la videncia. Entre las civilizaciones más adelantadas e ilustradas de la antigüedad figuran las de Grecia y China. Dos ejemplos, uno antiguo y otro de nuestros días, atestiguan la ininterrumpida tradición adivinatorias de esas dos cunas de buena parte del pensamiento, la literatura, la ciencia y la técnica moderna. El historiador griego Herodoto recogió la historia de una predicción hecha al rey Creso de Lidia, famoso por sus fabulosas riquezas, que acuñaron la frase: tan rico como Creso. Antes de emprender una campaña militar contra Persia, eligió el oráculo más digno de confianza. Probó a varios preguntándoles en que secreta acciones estaba ocupado. La mejor descripción fue la del oráculo de Delfos, una de cuyas sacerdotisas dijo que el rey estaba cociendo juntos un cordero y una tortuga en una vasija de cobre con tapa de lo mismo. Complacido por la respuesta Creso pidió una predicción sobre su plan de ataque contra los persas. La sacerdotisa respondió que siempre cruzaba el río, destruiría un gran imperio. El imperio que destruyó al lanzar sus tropas contra Persia, fue el suyo. Pero en el estilo sibilino, la predicción fue acertada.
Un caso moderno de adivinación tuvo lugar en julio de 1976, cuando la zona del nordeste de China donde se halla la ciudad industrial, sufrió uno de los más graves terremotos de la historia del país. Aunque los comunicados oficiales fueron muy vagos, la noticia del desastre se difundió y fue interpretada por muchos como un augurio de la muerte inminente del presidente Mao Tse-tung a la que seguirían grandes desórdenes. Las autoridades de Pekín se alarmaron ante esa tendencia a recaer en la costumbre tradicional de atribuir sentido sobrenatural a cualquier suceso extraño o catastrófico. Para contrarrestarla, la prensa oficial, incluida la publicación científica, lo denunció como muestra de superstición primitiva y anti marxista. Las revistas científicas y geológicas recordaron que algunos discípulos del filósofo confusión habían aprovechado la caída de un meteoro en 1064 para confundir a las masas con rumores catastróficos. Pero antes de acabar 1976 moría el presidente Mao y se iniciaba un largo periodo de agitación.
Sorprende el atractivo que en el mundo ejerce la adivinación. En el pensamiento africano es básica la idea de una realidad regida por leyes mágicas y susceptible de ser sometida al control humano, según una autoridad sudafricana en materia de eliminación. Gran parte de la adivinación africana tiene por objeto encontrar las causas de las enfermedades. Se cree que el adivino tiene acceso a los dioses ancestrales y para él no hay nada oculto. Las artes predictivas se basan en el modo en que por ejemplo con las conchas se realiza una tirada en el suelo. El adivino puede formular cualquier pregunta a una concha y acercarse la después al oído para escuchar su respuesta. Así, los huesos utilizan para adivinar, como se hacen diversas culturas con las conchas, las hojas de té, los posos de café y los dados. De hecho, los dados modernos pueden proceder de los cubos que se empleaban en las artes predictivas y de videncia. Ciertos dados encontrados en China parecen confirmar dicha evolución, y dados con marcas muy semejantes a las de los actuales han aparecido en tumbas egipcias de hasta el año 2000 a. C. Pero nadie está seguro de que fue primero, la adivinación / videncia o el juego.
Otro método adivinatorio se basa en las figuras que forman los líquidos. En algunos lugares todavía es frecuente partir un juego para obtener una predicción por el modo en que la yema el aclaraste separan. Éste método ha sido descrito para practicar una forma de adivinación acadiense.
En Europa Central aún existe una tradición durante el año nuevo. Al sonar las 12 los reunidos, en especial los jóvenes, funden plomo en una cuchara, lo que tienen agua y leen su futuro en las extrañas formas que adopta al solidificarse.
Otros tipos de adivinación incluyen la lectura de velas o cera; pero sin duda alguna una de los medios favoritos en la actualidad, para predecir el futuro, es el tarot.