Sueños proféticos

El misterioso poder de los sueños proféticos.

Los sueños proféticos, suelen ser un gran misterio… La mente del que duerme, especialmente cuando sueña, puede abrirse a muchos mensajes que desafían las fronteras tanto del tiempo como del espacio. Hay muchas historias que forman parte de la tradición popular desde tiempos remotos… Pero son uno de los aspectos de ese desorientado teatro de la mente dormida, en el que cada noche el que sueña es a la vez tanto un espectador como un actor. Aunque muy influidos por la memoria, es evidente que los sueños son mucho más que lo que aparentar ser, porque generalmente, nos presentan acontecimientos que no han sucedido en lugares que tampoco son reales. Aunque dependan de la imaginación, los sueños son mucho más vivos, intensos e incontrolados que cualquier fantasía, que aunque no se parezcan del todo a la realidad de cada día, resultan extrañamente reales y tangibles. No es extraño, pues, que los hombres hayan pensado siempre que los sueños podrían ser interpretados como mensajes. Pero…  ¿mensajes de quién?, ¿de nosotros mismos o de otras mentes?, ¿de los dioses o de los muertos?  y lo que es aún más importante de donde quiera que procedan ¿cuál es el mejor modo de interpretar esos mensajes?… ¿Existen los sueños proféticos que vaticinan el futuro y que a manera de augurio, sirven para la adivinación? En esta ocasión, más adelante, hablaremos de personajes célebres de la historia, que tuvieron algún sueño profético.

Sueños proféticos

El fenómeno, tan documentado, del llamado “sueño creador” es un buen ejemplo del misterio que rodea al origen de los sueños. La tradición onírica está presente en muchos casos de poetas que soñaron versos, así como de novelistas que soñaron sus tramas futuras, o músicos que soñaron sus próximas melodías y científicos que descubrieron (soñando) la verdad que se les escapaba en la vida diaria. El resultado, en apariencia es una especie de síntesis de pensamiento y de ensueño no consciente, que ha sido con frecuencia una explosión creadora de contenido original. El poeta inglés Samuel Taylor se dispuso una tarde a dormir luego de haber tomado opio, como sedante. Y las últimas palabras que leyó antes de quedarse dormido tenían que ver con que construyesen allí un palacio. Tres horas más tarde se despertó con versos en la cabeza. Las imágenes poéticas se le presentaron como cosas según escribió, sin la menor sensación de esfuerzo. Rápidamente escribió los majestuosos versos con que se inicia: Kubla Khan, su obra maestra.

Algunos piensan que los sueños son mensajes que el soñador se envía así mismo. Ésa es hoy la explicación que resulta más aceptada, pues es difícil imaginar o concebir cómo pueden escribirse relatos o resolverse problemas científicos fuera de fronteras de la mente, pero el problema se complica aún más si tenemos en cuenta los sueños de apariencia profética.  Y es que si los sueños proféticos existen realmente, podemos pensar (con razón), entonces, en influencias ajenas a la mente del soñador. Una persona seria con excelente formación que aseguró haber tenido muchos sueños proféticos y fue el pionero de la “adivinación británica”, hablamos del ingeniero aeronáutico J.W. Dunne, quien estaba acampando por su unidad en Sudáfrica durante la guerra de los Bóers cuando tuvo el trágico sueño que más tarde relató en un libro de gran éxito. Soñó que estaba en una colina y veía con horror un volcán en erupción, rodeado de nubes de vapor. Después se vio en una isla vecina, rogando a unos oficiales franceses que enviaran barcos para rescatar a las víctimas, cuyo número cálculo en unas 4000. Se despertó. Los periódicos ingleses que llegaron al día siguiente al puesto avanzado de Dunne, traían la mala noticia de una catástrofe asombrosamente parecida a su sueño: desastre volcánico en Martinica. Clamaba el titular sobre una erupción en esa isla francesa de las Antillas que había causado unas 40,000 muertes, un cero más que la cifra que Dunne había soñado, y los supervivientes fueron evacuados en barcos. Pero este no fue el único sueño profético que tuvo, fueron varios. Como cuando soñó que estaba cerca de Sudán cuando aparecieron tres ingleses harapientos y aseguraron venir del extremo meridional africano. A la mañana siguiente la llegada de la expedición británica del cabo el Cairo se hizo presente; éste entre muchos otros sueños proféticos.  Él pensó que tal vez habría sabido de lo que ocurriría por comunicación telepática y pensaba que hacía falta entrenamiento para poder recordar los sueños y anotarlos, siendo así más fácil descubrir las predicciones.

El que los sueños de posible apariencia profética, según estudios de la interpretación de los sueños y la oniromancia, sean muchas veces, portadores de malas noticias, en especial de muertes, da mucho qué pensar. Quizás se deba a que los sueños que más nos impresionan son, por lo general, los que recordamos mejor. Muchas madres cuentan haber recibido en sueños, mensajes de sus hijos enfermos o moribundos. Historias de avisos recibidos en sueños han sido utilizados para otorgar más dramatismo a algunos episodios bélicos…

Ricardo III, Napoleón, Hitler y Lincoln entre otros personajes famosos, tuvieron premoniciones en sueños proféticos.

La leyenda cuenta que al rey inglés Ricardo III le asaltaron horribles imágenes antes de su derrota y muerte.

Se dice que Napoleón soñó con un gato negro que andaba corriendo de un ejército al otro, y con la derrota de sus tropas en vísperas de la famosa batalla de Waterloo. Muchos investigadores explican éstos sueños como si fueran proyecciones del temor que abriga a esta gente en su mente dormida. Aún más difíciles de explicar, son los sueños de algunos crímenes futuros:

Siguiendo con la historia, Abraham Lincoln soñó con su muerte pocos días antes de ser asesinado. Según contó a su mujer, iba caminando por los corredores de la Casa Blanca cuando entonces oyó llorar a alguien. Al llegar al salón éste vio un cadáver que estaba en un catafalco, que estaba acompañado por el duelo y la guardia militar. Cuando preguntó a un soldado, quién era, la respuesta fue: es el presidente, quien ha muerto asesinado.

El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria-Hungría, desencadenante de la primera guerra mundial, fue también previsto en un sueño por el obispo, tutor del archiduque, quien soñó que a éste lo mataban a tiros mientras iba en coche. Alarmado escribió los detalles del sueño e intentó como pudo, prevenir al archiduque, pero no tuvo tiempo: ese mismo día recibió un telegrama con la noticia del cruel asesinato, tal como él lo había visto en sueños.

De Adolfo Hitler, siendo cabo en el frente bávaro, se cuenta que fue despertado por un sueño estremecedor en el que se veía a sí mismo, enterrado debajo de montones de tierra y de hierro fundido. Abandonó el sitio donde dormía y se arrastró como pudo, adentrándose en la tierra de nadie. De repente se produjo una gran explosión a pocos metros;  volvió a guarecerse, y entonces vio un gran cráter en el sitio que acababa de abandonar. Los hombres que estaban durmiendo junto a él, aparecían enterrados bajo el alud de tierra.

¿Pudo el contenido de sueños como los de Lincoln, el obispo y Hitler, proceder de una fuente ajena a su imaginación? Los egipcios no lo dudaron… Un libro de sueños sobre papiro, que era utilizado por los antiguos egipcios unos 1350 años a. C. pretendía explicar los mensajes buenos y malos que podían contener los misterioso sueños. Tal vez, haya sido éste el primer libro sobre interpretación de los sueños en la historia. Soñar con serrar madera, decía el papiro, supuestamente predice la muerte de un enemigo; mientras que soñar que se le caen a uno los dientes, entonces significa que los parientes del que sueña están confabulando para matarlo, entre muchas otras interpretaciones de las premoniciones en sueños.

sueños proféticos

También los griegos buscaban mensajes en los sueños proféticos. Cuando uno de ellos sufría una enfermedad, era enviado a un templo de incubación, como el famoso Epidauro, dirigido por el médico Esculapio, en donde se ayunaba, se hacían ofrendas y se escuchaban instrucciones de los sacerdotes, antes de dormir, para esperar el sueño revelador que sugeriría el remedio. Filósofos como Heráclito y Platón se anticiparon incluso al célebre psicoanalista vienés: Sigmund Freud, cuando sugirieron inteligentemente, que quien duerme se retira a un mundo creado por el mismo. Como escribía Platón, hay en cada uno de nosotros, incluso en los más respetables, una terrible, violenta y anárquica progenie de deseos que al parecer, se nos revelan posiblemente mientras dormimos.

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